martes, 29 de marzo de 2011

Amor mío hallado


Autor: Jaime Sabines

Amor mío, mi amor, amor hallado
de pronto en la ostra de la muerte,
quiero comer contigo, estar, amar contigo,
quiero tocarte, verte.

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo
los hilos de mi sangre acostumbrada,
lo dice este dolor y mis zapatos
y mi boca y mi almohada.

Te quiero amor, absurdamente,
lentamente, perdido, iluminado,
soñando rosas e inventando estrellas
y diciéndote adiós yendo a tu lado.

Te quiero desde el poste de la esquina,
desde la alfombra de ese cuarto a solas,
en las sábanas tibias de tu cuerpo
donde se duerme un agua de amapolas.

Cabellera del aire desvelado,
río de noche, platanar oscuro,
colmena ciega, amor desenterrado.
Voy a seguir tus pasos hacia arriba,
de tus pies a tu muslo y tu costado.

A una Amiga


Autor: Andrea de Caseros
Si sientes, que después de cada noche saldrá el día,
si piensas, que después de haber llorado tanto vendrá tu recompensa,
si decides, levantarte después de cada caída y piensas que siempre hay algo o alguien por quien
luchar
si lamentas, haber perdido un amor, nunca olvides que por algo pasan las cosas.

Si en el mundo hay más penas que alegrías, nunca bajes los brazos y no te quejes
si la vida no es color de rosa como pensabas, trata de mezclar los colores,
para que formen una sola palabra que perdurará por siempre y no te guardará rencores,
porque sólo habrá amistad de la buena y será duradera.

El sentido de la vida



Autor: Damián Rojo
La pregunta infinita: el sentido de la vida
Tiene una respuesta sencilla: aquello que vos digas
No busques bajo las piedras ni en los rayos del sol
No busques en tus vecinos ni en el trabajo ni en la pasión
Que el sentido de la vida lo tienes tú en el bolsillo
En tus pensamientos, en el alma, en tu corazón
Y está escrito en la clave que se lee con el amor
Si pones el sentido de la vida en manos de otro
Correrás el riesgo no pequeño de perderlo
Si crees que la vida no tiene sentido en el dolor
Piensa de nuevo: entenderás la lección
Si pierdes su sentido en la desesperación
No cojas lo primero del fondo del abismo
Que el sentido de la vida volverá por sí mismo.

Poema Madre Naturaleza


Autor: Manuel Gutiérrez Nájera
Madre, madre, cansado y soñoliento
quiero pronto volver a tu regazo;
besar tu seno, respirar tu aliento
y sentir la indolencia de tu abrazo.
Tú no cambias, ni mudas, ni envejeces;
en ti se encuentra la virtud pérdida,
y tentadora y joven apareces
en las grandes tristezas de la vida.
Con ansia inmensa que mi ser consume
quiero apoyar las sienes en tu pecho,
tal como el niño que la nieve entume
busca el calor de su mullido lecho.
¡Aire! ¡Más luz, una planicie verde
y un horizonte azul que la limite,
sombra para llorar cuando recuerde,
cielo para creer cuando medite!
Abre, por fin, hospedadora muda,
tus vastas y tranquilas soledades,
y deja que mi espíritu sacuda
el tedio abrumador de las ciudades.
No más continúo batallar: ya brota
sangre humeante de mi abierta herida,
y quedo inerme, con la espada rota,
en la terrible lucha por la vida.
¡Acude madre, y antes que perezca
y bajo el peso, del dolor sucumba;
o abre tus senos, y que el musgo crezca
sobre la humilde tierra de mi tumba!

Poema de Amistad


Autor: Stephanie Jan
Tú! mi amiga!, eres
como los bellos girasoles
y las flores que reflejan al sol
porque iluminas mi día
con tus consejos que me inspiran
porque siempre buscas
alejar mi tristeza
con una broma
con una sonrisa
con un gesto de: "No seas débil"
tú eres fuerte!
yo lo sé!
...me dices!
Y tu amistad la atesoro
en cada silencio
en mi camino hacia
cada día que enfrento.
Tus correos llegan
y siempre traen consigo
aquella chispa
que encuentro en tus palabras
que me dicen
que compartir mis penas
y mis alegrías contigo
es un alivio
un nuevo día, un amanecer
Te quiero!

Tú Risa


Autor: Pablo Neruda
Quítame el pan si quieres quítame el aire,
pero no me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desangras,
el agua que de pronto estalla en tu alegría,
la repentina ola de planta que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo con los ojos cansados,
a veces de haber visto la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa sube buscándome,
y abre para mí todas las puertas de la vida.
Amor mío,
en la hora más oscura desgrana tu risa,
y si de pronto ves que a mi sangre mancha las piedras de la calle,
ríe,
porque tu risa será para mis manos como una espada fresca.
Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como la flor que yo esperaba,
la flor azul,
la rosa de mi patria sonora.
Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles torcidas de la isla,
ríete de este torpe muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca porque moriría.